MOVIE REVIEW: “Maestro” (2023)

Synopsis: A very intimate portrait of the life of the famous American conductor and composer Leonard Bernstein, and his wife and actress Felicia Montealegre Cohn.

Before being filmed, I always prefer to believe that any biopic is primarily thought of as a cinematographic product whose main objective is to make the audience have an immersive experience within a narrative that existed in the real world (not necessarily with all the facts being completely real, which actually ends up being a pattern within these types of movies, because they always opt for creative liberties to create their own universe sometimes). Unfortunately, this doesn't always happen, and this movie is a great example of this.

Produced by Netflix, the script explores (or at least tries to) the life of Leonard Bernstein, going from his first great professional achievement (at the age of 25 and in an extremely surprising way, he began his journey in search of fame after being duly recognized as the first-born conductor in the United States after conducting an important orchestra relying on his improvisation, and of course, his notorious talent) until the end of his marriage to Felicia Montealegre Cohn. Amidst many personal episodes, the couple ends up having discussions about their lives.

Simply put, this is the context of the movie. However, what should be a priority for the script (the maestro's relationship with his job) ends up being put almost completely aside, and the plot relies on a completely exaggerated exposition of his personal life (more precisely in the extramarital relationships he had with his male lovers). This exchange of places also leaves room for Felicia herself to gain more prominence in the plot, because while Leonard conducts the orchestras, she is the one who ends up acting as a soloist throughout almost the entire movie.

Although the movie has an interesting initial pace, it is clear from the beginning that the focus of the plot would be very far from what the product seen in its trailer. The movie isn't about Leonard's work balanced with his life, it's just about his life being exposed in an empty way. At times, it's even embarrassing to realize how much all of this is overvalued within a story that should go in a completely different direction. A sequence of errors occurs in the construction of the narrative, which becomes increasingly tiring throughout the projection.

In the midst of this mistaken approach, the script even tries to insert some “emblematic” scenes (in particular, when he conducts the London Symphony Orchestra, in Ely Cathedral... and here it is worth mentioning that this is a scene that should have been cathartic due to its emotional weight, but it is just an excess of mannerism on the part of an exaggerated performance, which, however, was well filmed), but nothing has a positive effect because the plot loses all its potential due to the terrible choices of arguments that are worked on the screen. A real waste of potencial.

Bradley Cooper directs the project, and also stars in it (a bad decision in this search for validation of his name as a director, because the work he shows here is very archetypal and negatively exaggerated in many ways). Despite being well intentioned, it is very obvious his desperation in trying to make the movie about him (which in fact it should have been) with all the wrong arguments possible (mainly the fixation on close-ups of his mannerisms and his face, with the obvious highlight for the prosthetic nose he wears, which is almost a new character).

On the other hand, Carrey Mulligan is sensational. As a complex and layered character with very heavy psychological challenges, she does the complete opposite of what Cooper does as Leonard (who delivers his best moments in a very restrained way) and delivers one of his best and strongest actuations. The duo works very well on screen, but Mulligan always steals the show when he appears, precisely because he has such a mature and impactful construction. Literally, she attracts attention whenever she appears, and becomes the protagonist.

Maestro had all the elements to become a relevant biopic, but it ends up being just a very forgettable movie due to its approach. Technically well executed (with a highlight for the great photography and also for the very captivating soundtrack as it was completely based on Leonard's own work in several works throughout his life), but still, very poor in its development by unable to deal with even their own controversies. Cooper tried to be a showman (he really did everything for this), but ended up shooting himself in the foot.

Sinopsis: Un retrato muy íntimo de la vida del famoso director y compositor estadounidense Leonard Bernstein, y su esposa y actriz Felicia Montealegre Cohn.

Antes de ser filmada, siempre prefiero creer que cualquier película biográfica está pensada principalmente como un producto cinematográfico cuyo principal objetivo es hacer que el público tenga una experiencia inmersiva dentro de una narrativa que existió en el mundo real (no necesariamente con todos los hechos siendo completamente reales, lo que en realidad termina siendo un patrón dentro de este tipo de películas, porque siempre optan por libertades creativas para crear su propio universo en ocasiones). Desafortunadamente, esto no siempre sucede y esta película es un gran ejemplo de ello.

Producida por Netflix, el guion explora (o al menos lo intenta) la vida de Leonard Bernstein, desde su primer gran logro profesional (a los 25 años y de una forma sumamente sorprendente, inició su viaje en busca de la fama tras ser debidamente reconocido como el director primogénito en Estados Unidos luego de dirigir una importante orquesta apoyándose en su improvisación, y por supuesto, en su notorio talento) hasta el fin de su matrimonio con Felicia Montealegre Cohn. En medio de muchos episodios personales, la pareja acaba teniendo discusiones sobre sus vidas.

En pocas palabras, este es el contexto de la película. Sin embargo, lo que debería ser prioritario para el guión (la relación del maestro con su trabajo) acaba quedando casi completamente de lado, y la trama se apoya en una exposición completamente exagerada de su vida personal (más precisamente en las relaciones extramatrimoniales que mantuvo con su amantes masculinos). Este intercambio de lugares también deja espacio para que la propia Felicia gane mayor protagonismo en la trama, pues mientras Leonard dirige las orquestas, ella es quien acaba actuando como solista durante casi toda la película.

Aunque la película tiene un ritmo inicial interesante, queda claro desde el principio que el enfoque de la trama estaría muy alejado de lo que se ve en su tráiler. La película no trata sobre el trabajo de Leonard en equilibrio con su vida, sino simplemente sobre su vida expuesta de una manera vacía. A veces resulta incluso vergonzoso darse cuenta de hasta qué punto todo esto está sobrevalorado en una historia que debería ir en una dirección completamente diferente. Se produce una secuencia de errores en la construcción de la narrativa, que se vuelve cada vez más cansina a lo largo de la proyección.

En medio de este enfoque equivocado, el guión intenta incluso insertar algunas escenas “emblemáticas” (en particular, cuando dirige la Orquesta Sinfónica de Londres, en la Catedral de Ely... y aquí vale la pena mencionar que se trata de una escena que debería han sido catárticos por su peso emocional, pero es sólo un exceso de manierismo por parte de una actuación exagerada, que, sin embargo, estuvo bien filmada), pero nada tiene un efecto positivo porque la trama pierde todo su potencial debido a la pésima elección de argumentos que se trabajan en pantalla. Un auténtico desperdício de potencial.

Bradley Cooper dirige el proyecto, y también lo protagoniza (una mala decisión en esta búsqueda de validación de su nombre como director, porque el trabajo que aquí muestra es muy arquetípico y negativamente exagerado en muchos sentidos). A pesar de tener buenas intenciones, es muy evidente su desesperación al intentar hacer la película sobre él (que de hecho debería haber sido) con todos los argumentos equivocados posibles (principalmente la fijación en primeros planos de sus gestos y su rostro, con (lo más destacado es la prótesis de nariz que lleva, que es casi un personaje nuevo).

Por otro lado, Carrey Mulligan está sensacional. Como personaje complejo y en capas con desafíos psicológicos muy pesados, ella hace todo lo contrario de lo que hace Cooper como Leonard (quien ofrece sus mejores momentos de una manera muy comedida) y ofrece una de sus mejores y más fuertes actuaciones. El dúo funciona muy bien en pantalla, pero Mulligan siempre se roba el show cuando aparece, precisamente porque tiene una construcción tan madura e impactante. Literalmente, llama la atención cada vez que aparece, y se convierte en protagonista.

Maestro tenía todos los elementos para convertirse en una película biográfica relevante, pero termina siendo una película muy olvidable por su planteamiento. Técnicamente bien ejecutado (con destaque para la gran fotografía y también para la banda sonora tan cautivadora ya que se basó íntegramente en el propio trabajo de Leonard en varias obras a lo largo de su vida), pero aún así, muy pobre en su desarrollo al no poder afrontar ni siquiera sus propias controversias. Cooper intentó ser un showman (realmente hizo todo por esto), pero terminó pegándose un tiro en el pie.

Sinopse: Um retrato muito intimista sobre à vida do famoso maestro e compositor americano Leonard Bernstein, e sua esposa e atriz Felicia Montealegre Cohn.

Antes de serem filmadas, eu sempre prefiro acreditar que qualquer cinebiografia é prioritariamente pensada como o produto cinematográfico que tem como objetivo principal fazer o público ter uma experiência imersiva dentro de uma narrativa que existiu no mundo real (não necessariamente com todos os fatos sendo totalmente reais, o que na verdade acaba sendo um padrão dentro desses tipos de filmes, porque eles sempre optam por liberdades criativas para criar o seu próprio universo algumas vezes). Infelizmente, nem sempre isso acontece, e este filme é um grande exemplo disto.

Produzido pela Netflix, o roteiro explora (ou pelo menos tenta) à vida de Leonard Bernstein indo desde o seu primeiro grande feito profissional (aos 25 anos e de maneira extremamente surpreendente, ele começou à sua jornada em busca da fama após ter sido devidamente reconhecido como o primeiro maestro nato dos Estados Unidos após reger uma orquestra importante apostando no seu improviso, e é claro, seu talento notório) até o fim do seu casamento com Felicia Montealegre Cohn. Em meio a muitos episódios pessoais, o casal acaba travando discussões sobre as suas vidas.

De maneira simples, esse é o contexto do filme. No entanto, o que deveria ser uma prioridade para o roteiro (a relação de maestro com o seu ofício), acaba sendo colocado quase que totalmente de lado, e à trama aposta em uma exposição totalmente exagerada sobre à vida pessoal dele (mais precisamente nas relações extraconjugais que ele mantinha com seus amantes homens). Essa troca de lugares ainda abre espaço para a própria Felicia ganhar mais destaque na trama, porque enquanto Leonard reges as orquestras, é ela quem acaba atuando como uma solista durante quase todo filme.

Embora o filme tenha um ritmo inicial interessante, já fica claro desde o início que o foco da trama estaria muito longe do que o produto vendo no seu trailer. O filme não é sobre o trabalho de Leonard equilibrado com à sua vida, é apenas sobre à sua vida sendo exposta de maneira vazia. Em alguns momentos, é até constrangedor perceber o quanto tudo isso é supervalorizando dentro de uma estória que deveria ir para um direcionamento completamente diferente. Uma sequência de erros acontece na construção da narrativa, que vai ficando cada vez mais cansativa ao longo da projeção.

No meio desta abordagem equivocada, o roteiro até tenta inserir algumas cenas “emblemáticas” (em especial, quando ele rege à Orquestra Sinfônica de Londres, na catedral Catedral de Ely... e aqui vale à pena mencionar que se trata de uma cena que deveria ter sido catártica pelo seu peso emocional, mas é apenas um excesso de maneirismo por parte de uma atuação exagerada, que, no entanto, foi bem filmada), mas nada surte um efeito positivo porque a trama perde todo o seu potencial pelas péssimas escolhas de argumentos que são trabalhados na tela. Um verdadeiro desperdício de potencial.

Bradley Cooper dirige o projeto, e também o protagoniza (uma péssima decisão nesta busca por uma validação do seu nome como diretor, porque o trabalho que ele mostra aqui é muito arquétipo e negativamente exagerado em muitos sentidos). Apesar de bem intencionado, fica muito óbvio o desespero dele em tentar fazer o filme ser sobre ele (o que na verdade deveria ter sido) com todos os argumentos errados possíveis (principalmente a fixação por closes em seus trejeitos e no seu rosto, com o destaque óbvio para a prótese do nariz que ele usa, que é quase um novo personagem).

Em contrapartida, Carrey Mulligan está sensacional. Na pele de uma personagem complexa e repleta de camadas com desafios psicológicos bem pesados, ela faz totalmente o oposto do que Cooper faz na pele de Leonard (que entrega os seus melhores momentos de maneira bem contidas) e entrega uma de suas melhores e mais fortes atuações. A dupla funciona muito bem na tela, mas Mulligan sempre rouba à cena quando aparece, justamente por ter uma construção tão madura e tão impactante. Literalmente, ela capta à atenção para ela sempre que aparece, e se torna à protagonista.

Maestro tinha todos os elementos para se tornar uma cinebiografia relevante, mas acaba sendo apenas um filme muito esquecível pela sua abordagem. Tecnicamente bem executado (com um destaque para uma ótima fotografia e também para à trilha sonora muito cativante por ter sido completamente baseada em trabalhos do próprio Leonard em diversos trabalhos ao longo de sua vida), mas ainda mesmo assim, muito pobre no seu desenvolvimento por não conseguir lidar nem mesmo com as suas próprias controvérsias. Cooper tentou ser um showman (ele realmente fez de tudo para isso), mas acabou atirando no próprio pé.