ALBUM REVIEW: "Chemistry" (2023) - Kelly Clarkson

One of the best known (and most respected) names inside (and also outside) the mainstream phonographic medium is back. After a very troubled personal period, Kelly Clarkson had to learn to deal with feelings that she was unaware of until then when she decided to end her marriage and divorce (with all the problems that came along with that decision) is the main fuel for her new album. Chemistry is the singer's tenth project (who was the first winner of the reality show American Idol), and brings a maturity full of eloquence that will conquer the audience from the first listen. Everything here has been thought out, organized and executed very carefully.

Supported by a sound approach that mixes sad and happy moments in a cathartic way, the material does not lose strength in any of its tracks. The meaning of each one of them is easily identifiable even for those who don't know her work, because everything in the composition of the letters is very clear, as well as the meaning of all of them. The minimalist chords also help to “translate” the objectivity of each of the tracks, and this is a high quality factor for the entire album. Both in the orchestral part and in the written part, the arrangement goes from beginning to end in an extremely organic way. Without appealing to extremism, what can be heard here is of pure quality.

Literally reflecting the hell she lived through during the entire period in which she was divorcing her ex-husband, the project was written based on messed up feelings and that makes the album a “perfect mess”. One of the most important factors for this work to be, in fact, one of the best of her career, because here, all the elements were extracted from real experiences that she felt over the last few years. Despite choosing not to have high risks throughout its projection, it is clear that there was an intelligent approach, not only due to the well-defined execution, but mainly because it knew how to deliver the best it knows how to do within a simple atmosphere.

Delivering such a mature and visceral work (something that really does not allow for negative contestation) in the midst of these stormy times is something that only a great musician is capable of doing, and Clarkson has done it with unparalleled mastery. The convergence of such antagonistic feelings being translated musically with melodies and lyrics of great impact is easily audible. Balancing all the elements so that the album doesn't become a clichéd project is another big hit here, because if the project's narrative had been dominated by an overly dramatic look, things could have gotten out of hand and everything could have become an error of very bad proportions.

Without romanticizing or overly dramatizing the good and bad sides of their relationships (in general), the composition work is always done thinking about condensing in a useful way what needs to be heard, and also, to be understood by the listeners. The choice for a more adult narrative and sound approach is clearly obvious, and this means that the album “excludes” (albeit not completely) a more “generic” phonographic approach (for example, in relation to its choruses). There is a sublimation of this fact, but at no point does Clarkson deny her origins because what she did here was precisely to show (again) a power of versatility that she always had.

Throughout its 14 tracks (counting the usual collaboration of a duo with whom she has worked for a long time: Jesse Shatkin and Jason Halbert), the album has an excellent technical production and the mixtures of different sounds create epic moments within all content spread throughout the material, demonstrating all the care with which it was produced. Oscillating at times with a more linear soundscape, yet there is a certain level of uniqueness that screams to be noticed more closely, because even in the midst of these situations where there is a brief lack of boldness, the project is a complete package that echoes melodies and words of great impact.

On the vocal part, it is inevitable to say how good she is. However, it is necessary to reinforce here that specifically in this new musical venture, what she does is something above what can be considered as “normal” in her career. The vocal chords seem to know no human limits and the result is simply a potency of admirable proportions. On the other hand, what most caught my attention in this work was her ability in the process of writing songs. At other times, she had already done this, but currently, she has demonstrated excellence with a great scale to be recognized as a work of extreme quality. Clarkson is really a “threat” to the competition.

Chemistry navigates the tastes and the pitfalls of a romantic experience (short, medium or long term) with astonishing ease. Even the running order of the tracks can make the audience dive into the album at a deeper level. Nothing is accidental. Everything is done to bring even more pleasure to listeners. Spelling it all out so effectively is something many musicians have yet to learn, and Clarkson proves once again that she does it better than anyone else. All the elements present in this album were treated with great maturity and each one of them combined with a deep musical knowledge resulted in one of the best works of her career.

Vuelve uno de los nombres más conocidos (y más respetados) dentro (y también fuera) del medio fonográfico mainstream. Luego de un período personal muy conflictivo, Kelly Clarkson tuvo que aprender a lidiar con sentimientos que desconocía hasta ese momento en que decidió terminar su matrimonio y el divorcio (con todos los problemas que acarreó esa decisión) es el principal combustible para ella. nuevo álbum. Chemistry es el décimo proyecto de la cantante (que fue la primera ganadora del reality show American Idol), y aporta una madurez llena de elocuencia que conquistará al público desde la primera escucha. Todo aquí ha sido pensado, organizado y ejecutado con mucho cuidado.

Apoyado en un enfoque sonoro que mezcla momentos tristes y alegres de forma catártica, el material no pierde fuerza en ninguno de sus temas. El significado de cada una de ellas es fácilmente identificable incluso para quienes no conocen su obra, pues todo en la composición de las letras es muy claro, así como el significado de todas ellas. Los acordes minimalistas también ayudan a “traducir” la objetividad de cada uno de los temas, y este es un factor de alta calidad para todo el álbum. Tanto en la parte orquestal como en la parte escrita, el arreglo va de principio a fin de una manera sumamente orgánica. Sin apelar al extremismo, lo que aquí se escucha es de pura calidad.

Reflejando literalmente el infierno que vivió durante todo el período en el que se estaba divorciando de su exmarido, el proyecto fue escrito en base a sentimientos revueltos y eso hace que el álbum sea un “perfecto desastre”. Uno de los factores más importantes para que este trabajo sea, de hecho, uno de los mejores de su carrera, porque aquí todos los elementos fueron extraídos de experiencias reales que ella sintió en los últimos años. A pesar de optar por no tener altos riesgos a lo largo de su proyección, es claro que hubo un enfoque inteligente, no solo por la ejecución bien definida, sino principalmente porque supo entregar lo mejor que sabe hacer dentro de una atmósfera simple. .

Entregar un trabajo tan maduro y visceral (algo que realmente no permite una contestación negativa) en medio de estos tiempos tormentosos es algo que solo un gran músico es capaz de hacer, y Clarkson lo ha hecho con una maestría sin igual. La convergencia de tales sentimientos antagónicos traduciéndose musicalmente con melodías y letras de gran impacto es fácilmente audible. Equilibrar todos los elementos para que el álbum no se convierta en un proyecto cliché es otro gran acierto aquí, porque si la narrativa del proyecto hubiera estado dominada por una mirada demasiado dramática, las cosas se podrían haber ido de las manos y todo podría haberse convertido en un error de muy malas proporciones.

Sin romantizar ni dramatizar demasiado lo bueno y lo malo de sus relaciones (en general), el trabajo de composición siempre se hace pensando en condensar de manera útil lo que necesita ser escuchado y también entendido por los oyentes. La apuesta por un enfoque narrativo y sonoro más adulto es evidente, y esto hace que el disco “excluya” (aunque no del todo) un enfoque fonográfico más “genérico” (por ejemplo, en relación con sus estribillos). Hay una sublimación de este hecho, pero en ningún momento Clarkson niega sus orígenes porque lo que hizo aquí fue precisamente mostrar (nuevamente) un poder de versatilidad que siempre tuvo.

A lo largo de sus 14 temas (contando con la habitual colaboración de un dúo con el que ha trabajado durante mucho tiempo: Jesse Shatkin y Jason Halbert), el álbum cuenta con una excelente producción técnica y las mezclas de diferentes sonidos crean momentos épicos dentro de todo el contenido difundido en todo el material, demostrando todo el cuidado con el que fue elaborado. Oscilando a veces con un paisaje sonoro más lineal, sin embargo, hay un cierto nivel de singularidad que pide a gritos ser notado más de cerca, porque incluso en medio de estas situaciones donde hay una breve falta de audacia, el proyecto es un paquete completo que hace eco. melodías y palabras de gran impacto.

En la parte vocal, es inevitable decir lo buena que es. Sin embargo, es necesario reforzar aquí que específicamente en esta nueva aventura musical, lo que hace está por encima de lo que puede considerarse como “normal” en su carrera. Las cuerdas vocales parecen no conocer límites humanos y el resultado es simplemente una potencia de proporciones admirables. Por otro lado, lo que más me llamó la atención de este trabajo fue su habilidad en el proceso de escribir canciones. En otras ocasiones ya lo había hecho, pero actualmente ha demostrado excelencia con una gran escala para ser reconocida como una obra de extrema calidad. Clarkson es realmente una "amenaza" para la competencia.

Chemistry navega por los gustos y las trampas de una experiencia romántica (a corto, mediano o largo plazo) con una facilidad asombrosa. Incluso el orden de ejecución de las pistas puede hacer que la audiencia se sumerja en el álbum a un nivel más profundo. Nada es accidental. Todo está hecho para brindar aún más placer a los oyentes. Deletrearlo todo de manera tan efectiva es algo que muchos músicos aún tienen que aprender, y Clarkson demuestra una vez más que lo hace mejor que nadie. Todos los elementos presentes en este disco fueron tratados con gran madurez y cada uno de ellos combinado con un profundo conocimiento musical dieron como resultado uno de los mejores trabajos de su carrera.

Um dos nomes mais conhecidos (e mais respeitados) dentro (e também fora) do meio fonográfico mainstream está de volta. Depois de um período pessoal muito conturbado, Kelly Clarkson precisou aprender a lidar com sentimentos que até então desconhecia quando decidiu acabar com o seu casamento e o divórcio (com todos os problemas que vieram junto com essa decisão) é o principal combustível do seu novo álbum. Chemistry é o décimo projeto da cantora (que foi a primeira vencedora do reality show musical American Idol), e traz uma maturidade repleta de eloquência que vai conquistar o público logo na sua primeira ouvida. Tudo aqui foi pensado, organizado e executado bom bastante cautela.

Apoiado em uma abordagem sonora que mistura momentos tristes e felizes de uma maneira catártica, o material não perder força nenhuma de suas faixas. O significado de cada uma delas é facilmente identificável até mesmo para quem não conhece o trabalho dela, porque tudo à composição das letras são muito claras, assim como o significado de todas elas. Os acordes minimalistas também ajudam a “traduzir” a objetividade de cada uma das faixas, e este é um fator de alta qualidade do álbum por inteiro. Tanto na parte orquestral, quando na parte escrita, o acerto vai do começo ao fim de um jeito extremamente orgânico. Sem apelar para os extremismos, o que pode ser ouvido aqui é de pura qualidade.

Literalmente refletindo o inferno que ela viveu durante todo o período em que estava se divorciando do ex-marido, o projeto foi escrito com base em sentimentos bagunçados e isso faz com que o álbum seja uma “bagunça perfeita”. Um dos fatores mais preponderantes para esse trabalho ser, de fato, um dos melhores de sua carreira, porque aqui, todos os elementos foram extraídos de vivências reais que ela sentiu ao longo dos últimos anos. Apesar de escolhido não ter altos riscos ao longo de sua projeção, é notório que houve uma abordagem inteligente, não apenas pela execução bem definida, mas principalmente porque ela soube entregar o melhor que ela sabe fazer dentro de uma atmosfera simples.

Entregar um trabalho tão maduro e visceral (algo que realmente não permite contestações negativas) em meio a esses tempos de tormenta é algo que apenas um grande músico é capaz de fazer, e Clarkson fez isso com uma maestria sem igual. A convergência de sentimentos tão antagônicos sendo musicalmente traduzidos com melodias e letras de grande impacto é facilmente audível. Balancear todos os elementos para que o álbum não se tornasse em um projeto clichê é um outro grande acerto aqui, porque se à narrativa do projeto tivesse sido dominada por um olhar excessivamente dramático, as coisas poderiam ter saído do controle e tudo poderia ter se tornado um erro de proporções muito ruins.

Sem romantizar ou dramatizar demais os lados bons e os lados ruins de seus relacionamentos (de uma maneira geral), o trabalho de composição é feito sempre pensando em condensar de maneira útil o que precisa ser ouvido, e também, ser compreendido pelos ouvintes. A escolha por uma abordagem narrativa e sonora mais adulta é claramente óbvia, e isso quer dizer que o álbum “exclui” (ainda que não por completo) uma captação fonográfica mais “genérica” (por exemplo, em relação aos seus refrões). Há uma sublimação desse fato, mas em nenhum momento Clarkson nega suas origens porque o que ela fez aqui foi justamente mostrar (novamente) um poder de versatilidade que ela sempre teve.

Ao longo de suas 14 faixas (contando a colaboração usual de uma dupla com a qual ela já trabalha por uma longa data: Jesse Shatkin e Jason Halbert), o álbum tem uma produção técnica de excelente qualidade e as misturas de diferentes sonoridades criam momentos épicos dentro de todo conteúdo espalhado pelo material, demonstrando todo o cuidado com o qual ele foi produzido. Oscilando em alguns momentos com uma ambientação sonora mais linear, ainda sim há um certo nível de singularidade que grita para ser notado com mais atenção, porque mesmo em meio a essas situações onde há uma breve falta de ousadia, o projeto é um pacote completo que ecoa melodias e palavras de grande impacto.

Na parte vocal, é inevitável dizer o quanto ela é boa. No entanto, é preciso reforçar aqui que especificamente nesta nova empreitada musical, o que ela faz é algo acima do que pode ser considerado como “normal” em sua carreira. As cordas vocais parecem desconhecer limites humanos e o resultado disso é simplesmente uma potência de proporções admiráveis. Por outro lado, o que mais me chamou à atenção neste trabalho foi à habilidade dela no processo de escrita das músicas. Em outros momentos ela já havia feito isso, mas atualmente, ela demonstrou uma excelência com grande porte para ser reconhecida como um trabalho de extrema qualidade. Clarkson é mesmo uma “ameaça” à concorrência.

Chemistry navega pelos sabores e dissabores de uma experiência romântica (de curto, médio ou longo prazo) com uma facilidade espantosa. Até mesmo à ordem de execução das faixas pode fazer o público mergulhar dentro do álbum com um nível mais profundo. Nada é acidental. Tudo é feito para trazer ainda mais prazer para os ouvintes. Explanar sobre tudo isso com tanta eficiência é algo que muitos músicos ainda precisam aprender, e Clarkson prova mais uma vez que ela faz isso melhor do que ninguém. Todos os elementos presentes neste álbum foram tratados com muita maturidade e cada um deles aliado a um profundo conhecimento musical resultou em um dos melhores trabalhos da carreira dela.