Musical Teaching, A Long Road Full of Anecdotes
I have been teaching music for more than forty years. A long time in which I have accumulated many anecdotes, I have taught and I have also learned, since each student always leaves us a lesson if we are attentive to receive it.
I have an idea to share my anecdotes about it here since there have been many experiences that I have had that deserve to be shared.
I remember, for example, around 25 years ago, that I taught keyboard classes at the "Lorenzo Rubin Zamora" House of Culture in Valle de la Pascua, Guárico state, Venezuela. At that time, adult education was not even mentioned, unless it was associated with an old saying that quotes "Old Parrot Doesn't Learn To Speak."
Once a lady, in her sixties, appeared at the House of Culture and she told me that when her children were small she had bought them an organ to get them interested in music, but they all came out with an inclination towards sports and the organ was left as an ornament in a corner of the living room.
When the children grew up, fell in love and started their own families, she thought that perhaps one of her grandchildren would be interested in playing the organ. But history repeated itself, almost the same, most of the grandchildren were interested in sports, except for two who cultivated oil painting.
The midwife timidly asked me if there was any possibility of her learning and if I could accept her in the course. I told her that if she liked music, of course she could learn. So twice a week she arrived with her notebook under her arm and a lot of enthusiasm in her heart. If she told me that her relatives joked every time they saw her go to class... "Ah, well, grandma decided to study now."
We were at the beginning of the year, we started with very simple pieces, of course, she learned to read on the staff very quickly. The first birthday in the family was in the month of March and the grandmother prepared her repertoire of seven pieces, one of them the very popular, inevitable, "unbeatable": "Oh, what a beautiful night..."
She told me in the next class how surprised both the csons, daughters and grandchildren were to see Grandma playing and doing it well. For Christmas Eve, we prepared a nice repertoire of Christmas bonuses and Christmas carols and the family that previously made fun of her circled around the organ to listen to "Grandma's Christmas Concert." By the way, it was one of those big organs, with a double keyboard for the hands, the pedalboard with the basses for one foot and the expression pedal for the other foot.
I like this anecdote and you could even make a nice Christmas story out of it. Whoever wants can take the idea and develop it. It is from real life and here again our music was an important factor in creating an environment of well-being and harmony in a family.
Thank you for reading this far.
Hace más de cuarenta años que trabajo dando clases de música. Un tiempo largo en el cual he acumulado muchas anécdotas, he enseñado y también he aprendido, ya que siempre cada alumno nos deja una enseñanza si estamos atentos a recibirla.
Tengo una idea de verter por acá mi anecdotario al respecto ya que han sido muchas las vivencias que he tenido que merecen ser compartidas.
Recuerdo, por ejemplo, hace alrededor de 25 años, que daba clases de teclado en la Casa de la Cultura "Lorenzo Rubin Zamora" en Valle de la Pascua, estado Guárico, Venezuela. En esa época la educación para adultos ni se mencionaba, a no ser asociada con un viejo refrán que cita "Loro Viejo No Aprende A Hablar".
Una vez se presentó en la Casa de la Cultura una dama, sexagenaria, ' antes le hubiéramos dicho "sesentona" - y me contó que estando sus hijos pequeños les había comprado un órgano para que se interesaran por la música, pero todos le salieron con inclinación al deporte y el órgano quedó de adorno en un rincón de la sala.
Cuando los hijos crecieron, se enamoraron y formaron sus propias familias, pensó que tal vez alguno de sus nietos se interesaría por tocar el órgano. Pero se repitió la historia, casi igual, la mayoría de los nietos se interesaron por el deporte, menos dos que cultivaron la pintura al óleo.
Timidamente la matrona me preguntó si habría alguna posibilidad de que ella aprendiese y si la podía aceptar en el curso. Le dije que si le gustaba la música, por supuesto que podía aprender. Así que dos veces por semana llegaba con su cuadernito bajo el brazo y mucho entusiasmo en el corazón. Si me contaba que sus familiares bromeaban cada vez que la veían ir a clase... "Ah, pues, a la abuela ahora le dio por estudiar".
Estábamos a inicios de año, comenzamos con piezas mu sencillas, por supuesto, a leer en el pentagrama aprendió rapidísimo. El primer cumpleaños en la familia era en el mes de marzo y la abuela preparó su repertorio de siete piezas, una de ellas la muy popular, infaltable, "impelable": "Ay, qué noche tan preciosa..."
Me contó en la siguiente clase cuan sorprendidos quedaron tanto los hijos como los nietos al ver a la abuela tocando y haciéndolo bien. Para la Nochebuena de Navidad preparamos un bonito repertorio de aguinaldos y villancicos y la familia que antes se burlaba hizo rueda alrededor del órgano para escuchar "El Concierto Navideño de la Abuela". Por cierto, era uno de esos órganos grandes, con doble teclado para las manos, la pedalera con los bajos para un pie y el pedal de expresión para el otro pie.
Me gusta esta anécdota y de ella se podría hasta hacer un lindo cuento de Navidad. Quien desee puede tomar la idea y desarrollarla. Es de la vida real y acá nuevamente nuestra música fue factor importante para crear un ambiente de bienestar y armonía en una familia.
Gracias por llegar leyendo hasta acá.
Nota: Foto del órgano tomada en el Museo Inocencio Utrera en Villa de Cura, estado Aragua, Venezuela
Fotos propias tomadas con celular Samsung J2 Prime /Own photos taken with Samsung J2 Prime cell phone
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@freakshow90, thank you very much for your visit and for the in-depth assessment of my work. Music is magical, it is a wonderful language, therefore, linked to it, even our simplest experiences are perceived as spectacular. Thanks for the support.
Hola @sayury, me dediqué a la enseñanza musical por 16 años. Esta publicación me hizo recordar varios de esos tesoros intangibles que se acumulan a lo largo de los años. Gracias por compartir tan emotiva anécdota. Nunca es tarde cuando la dicha llega. He notado, no en pocas ocasiones, que los padres se proyectan a través de sus hijos... en el fondo ella siempre quiso aprender a tocar el órgano pero quizás por esos mismos dichos y refranes populares que podían proferirles, por prejuicios y/o temores, prefería no hacerlo; tal vez pensaba que cumplir ese deseo a través de sus hijos (y sus nietos) era más aceptable... Que bonito saber que le diste la oportunidad de superar esos pensamientos y de probar el privilegio y el placer de hacer música. Dios te bendiga, un gran abrazo.
@minuetoacademy, ciertamente debe haber sido el caso como usted lo analiza: que ella deseara aprender y cohibida por la idea de que el aprendizaje "era sólo para niños" hizo el esfuerzo de comprar el instrumento para vivir su sueño a través de sus descendientes. A la final
.. con esos giros sorpresivo e que tomó la vida pudo realizar su sueño en su adultez. Mil bendiciones también para usted. Abrazo apreciado.