Ayer sábado me topé con esta maravillosa canción y mi mente viajó en el tiempo, en esa época de la buena música, donde la letra decía algo, algo que te conquistaba y uno simplemente se quedaba escuchando y disfrutando de la buena música. Esa canción me trae los recuerdos de mi abuela Sobeya, quien la cantaba y siempre la ponía para que se escuchara. De hecho, aunque no lo crean, en sus últimos días lo único que le gustaba escuchar era esa canción. Bueno, en realidad tenía otras canciones, pero esa en particular era su preferida.

En su funeral se le puso esa canción para que todos la recordáramos con esa hermosa canción, como lo era ella. Pero más que hablar de ese momento triste, quiero recordar los momentos felices de mi abuela y de la canción que simplemente es hermosa. Es un vals.

Y es que hay canciones que no solo se escuchan ustedes y yo sabemos que se viven. “La flor de la canela” tiene esa magia de pintar escenas con palabras, la escritora de esa canción describe con una ternura que nos dejan envolvernos en aromas, calles, miradas. Cada vez que suena, parece que el tiempo se detiene y uno vuelve a esos momentos donde todo era más lento, más humano, y las letras de las canciones tenían más sentido.

Mi abuela la cantaba con una ternura que no se aprende, se hereda. Y yo, sin darme cuenta, terminé aprendiendo a querer esa canción como si fuera parte de mí, hoy en mi domingo musical la escucho y siento que ella está cerca, que su voz se mezcla con la de María Dolores Pradera, y que entre las dos me regalan un domingo lleno de memoria, de amor, de música buena y es como la música nos deja

Este domingo no es solo musical… es un homenaje. A mi abuelita Sobeya. A su vals preferido. A la dulzura que dejó sembrada en cada nota.

Gracias por estar allí acompañándome en mi domingo musical, feliz domingo musical

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Espero que puedas disfrutar de este álbum, tal como yo lo disfruté