Jamming Zone week 18 [ESP-ENG]

Hola amigos hivers, espero se encuentren muy bien, mi nombre es Enderson y mi nombre artístico es "Endersong", es un placer ser participe de los eventos que brinda esta gran web3 como lo es Hive.

Hoy, mientras el sol apenas comenzaba a teñir el cielo con sus cálidos tonos anaranjados, me encontré sentado frente a mi piano, listo para dejar que mis dedos danzaran sobre las teclas en una improvisación. El día había sido largo y agotador; la rutina diaria me había pasado factura y el cansancio se sentía como una pesada carga sobre mis hombros. Sin embargo, el piano siempre ha sido mi refugio, mi escape del ajetreo del día a día.

La jornada comenzó temprano, con el sonido estridente del despertador rompiendo el silencio de la madrugada. Entre reuniones interminables, plazos ajustados y tareas domésticas que parecían multiplicarse, el estrés se acumulaba. Pero sabía que al final del día, encontraría consuelo en mi música. Cada nota, cada acorde, cada melodía que surge de mi piano tiene el poder de transportar mi mente a un lugar de paz y serenidad.

Al colocar mis manos sobre las teclas, cerré los ojos y dejé que mi mente se despejara. Comencé con una simple progresión de acordes en do mayor, sintiendo cómo la música fluía a través de mí. Las notas resonaban con una claridad que contradecía la confusión y el ruido de mi día. La música brotaba de manera espontánea, sin un guion predeterminado, reflejando mis emociones y pensamientos más profundos.

La improvisación en piano es una conversación íntima conmigo mismo. Es un proceso de autodescubrimiento, donde cada nota es una palabra y cada acorde es una frase que expresa lo que a veces no puedo articular con palabras. La melodía se tornó melancólica, reflejando el cansancio y la frustración que había sentido a lo largo del día. Sin embargo, a medida que continuaba tocando, la música comenzó a transformarse. Se volvió más ligera, más esperanzadora, como si el piano estuviera diciéndome que, a pesar de todo, siempre hay luz al final del túnel.

Esta sesión de improvisación me recordó por qué amo tanto el piano. Es mi válvula de escape, mi manera de procesar y liberar las tensiones acumuladas. No importa cuán pesado sea el día, siempre encuentro tiempo para sentarme frente al piano y perderme en la música. Tocar el piano me permite reconectarme conmigo mismo y encontrar el equilibrio necesario para enfrentar los desafíos diarios.

La música es una terapia para el alma. A través de la improvisación, puedo expresar mis emociones de una manera pura y sin restricciones. Es un recordatorio constante de que, aunque la vida puede ser ajetreada y desafiante, siempre hay un espacio para lo que amamos. Y para mí, ese espacio siempre estará al lado de mi piano, donde puedo dejar que la música hable por mí y transforme mi día pesado en algo más llevadero.